Contaban con siete ermitas, de las cuales sólo se conserva, restaurada, la de San Mamés del siglo IX, que tiene en su interior restos de pinturas románicas.
Ermita de San Mamés
Estamos ante un edificio de una sola nave, con cabecera compuesta por ábside semicircular y tramo recto presbiterial.
El ábside se asienta sobre un zócalo, su tambor es liso, sólo una pequeña saetera rompe el muro; a la cornisa achaflanada la sujetan canecillos de nacela, de rollos o con bolas.
El mismo sistema constructivo podemos ver en el presbiterio, que es algo más amplio con respecto al ábside.
La nave también ensancha y no conserva su alero románico.
La portada del muro sur presenta un arco de triple arquivolta apuntada sobre pilastras escalonadas, con impostas de nacela.
El interior está revocado casi por completo, el ábside se cierra con bóveda de horno que nace de una imposta de chaflán, sucede lo mismo con la cubierta de cañón apuntado del presbiterio.
El arco triunfal es doblado y apuntado, con semicolumnas adosadas, sobre podium con aristas en bocel, sus capiteles son vegetales y los cimacios son de nacela.
Flanqueando el arco triunfal, en el frente de la nave, se abrieron dos absidiolos, estas dos pequeñas capillas son poco profundas por lo que no se muestran al exterior, se cubren con arcos apuntados y su testero es recto.
La iglesia está dedicada a la Asunción de Nuestra Señora.
El retablo de su iglesia parroquial católica tiene pinturas atribuidas a Alonso de Sedano
Iglesia de estilo Internacional. Dedicada a la Asunción de Nuestra Señora, sin documentos que acrediten su erección, pero sí anterior al siglo catorce.
Existieron otras ermitas actualmente desaparecidas.